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Los riesgos de sufrir un parto prematuro

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Hace unos días hemos conocido la noticia de que la política española Irene Montero y su pareja, Pablo Iglesias, han sido padres de mellizos como consecuencia de un parto prematuro. En su caso, el parto se ha adelantado tres meses, naciendo los bebés por debajo de las 28 semanas de gestación, lo que implica una prematuridad extrema.

A pesar de los riesgos que pueden sufrir estos bebés, los avances tecnológicos y los protocolos de cuidado utilizados cada día posibilitan que los nacidos prematuramente puedan salir adelante logrando una buena evolución.

¿Cuándo se considera que existe un parto prematuro?

Un embarazo normal se encuadra entre las 37 y 42 semanas. Si el embarazo llega a término antes de la semana 21, se considera que se ha sufrido un aborto porque el feto no está todavía preparado para sobrevivir fuera del útero materno; si se produce entre la semana 21 y 37, se considera que ha habido un parto prematuro y si el embarazo se extiende más allá de la semana 42, estaríamos ante un parto tardío.

Cuando el embarazo es múltiple, existe un mayor riesgo de sufrir un parto prematuro, dándose en tres de cada 4 casos.

¿Qué razones pueden llevar a tener un parto prematuro?

El parto prematuro es una de los posibles riesgos en el embarazo. Las causas por las que la futura madre pueda sufrir un parto prematuro son múltiples, aunque sí existe una especial relación entre el embarazo múltiple y este tipo de parto. Además pueden existir problemas en la madre como infecciones urinarias, enfermedades renales, cardíacas, problemas de tiroides, diabetes, etc., que pueden contribuir a incrementar el factor de riesgo del parto prematuro.

 

Otros factores que pueden contribuir son los problemas con la placenta, pudiendo existir un desprendimiento prematuro de la misma; cuando el útero es demasiado grande como ocurre en el caso del embarazo múltiple o existe demasiado líquido amniótico; si existen anomalías en la estructura del útero o cuello uterino; o haber sido intervenida de apendicitis, la vesícula o un quiste ovárico durante el embarazo.

 

También existen ciertas causas que pueden tener cierta influencia en el desencadenante del parto prematuro como la edad, existiendo un mayor riesgo entre las menores de edad y las mujeres mayores de 35 años. Los tratamientos de fertilidad pueden conllevar un embarazo múltiple, por lo que el riesgo de parto prematuro también está presente. Los sangrados vaginales durante el primer y segundo trimestre, el no haber cogido el suficiente peso durante el embarazo también pueden contribuir al parto prematuro.

La necesidad de conocer los síntomas del parto prematuro

Ante el menor indicio de creer que se está de parto cuando en realidad no ha llegado el momento, se debe acudir al médico, ya que la inmediata asistencia va a ser esencial en lograr la supervivencia del bebé prematuro. [pullquote]Es esencial acudir al hospital ante cualquier indicio de que el parto puede estar cerca aunque sea muy anterior a la fecha prevista, ya que podría tratarse de un parto prematuro [/pullquote]

Los síntomas más comunes son:

  • Aumento de la frecuencia de las contracciones.
  • Sentir una presión intensa en el pubis.
  • Dolor en la zona lumbar.
  • Notar calambres o cólicos abdominales.
  • Aumento en el fluido vaginal, que puede variar en color y consistencia.
  • Sangrado vaginal.
  • Rotura de la bolsa amniótica
  • Expulsión del tapón mucoso.

Ante este tipo de síntomas, es necesario acudir inmediatamente al hospital para recibir la asistencia médica necesaria.

¿Cuáles son los riesgos de un bebé prematuro?

Los bebés nacidos antes de la semana 28 son los que corren mayor peligro; necesitarán asistencia médica en una unidad de cuidados intensivos del hospital ya que el parto prematuro les ha impedido que sus órganos terminen de madurar, con lo que no pueden realizar sus funciones normales si no es con la debida asistencia médica. No están preparados para vivir fuera del útero materno, por lo que a través de los medios adecuados, se les creará la atmósfera necesaria para que puedan lograr sobrevivir, utilizando una tecnología adecuada y altamente especializada que les posibilite que sus órganos funcionen: pulmones, hígado, riñones… (que aún no han terminado su proceso de formación). El sistema neurológico y el respiratorio son los que se desarrollan en la última etapa del embarazo, por lo que los bebés prematuros necesitarán reanimación cardiopulmonar y respiración asistida.

Las primeras horas de intervención y las dos semanas posteriores al parto prematuro son un período que marca el pronóstico de los bebés, ya que es cuando existe mayor riesgo de sufrir una hemorragia o cualquier otra complicación derivada de los tratamientos que se les están suministrando. De ahí que la vigilancia y la monitorización de las constantes vitales del bebé sea esencial.

Este tipo de intervenciones también requiere de la participación de los padres de forma activa en el cuidado de los hijos, en el que las unidades neonatales permiten que la interacción entre los padres y los bebés sea lo más estrecha posible, de forma que los estímulos que los padres pueden ofrecerle son altamente beneficiosos para el desarrollo del bebé.

Hay que tener en cuenta que la semana de gestación en el que se ha producido el nacimiento prematuro es también esencial, ya que cada semana que hubiera estado dentro del útero materno hubiera implicado un desarrollo del 5% más, lo que en muchos casos es determinante para lograr la supervivencia del mismo y logrado ésto, que no sufra graves secuelas.

[pullquote]La tasa de supervivencia de los grandes prematuros ha aumentado gracias a los avances médicos, situándose en el 90%[/pullquote]

La hospitalización de los bebés prematuros puede llegar hasta los 100 días, de forma que los bebés se mantienen en la incubadora hasta que sean capaces ellos mismos de mantener la temperatura corporal y su sistema respiratorio madure de tal manera que ya no necesiten respiración asistida.

La tasa de supervivencia en grandes prematuros es del 90%, y de éstos, solo un 10% presentan secuelas a posteriori, no teniendo por qué ser graves, (sus problemas suelen ser de movilidad u oculares leves) lo que da aliento a los padres que hayan tenido que enfrentarse a esta situación.

Es necesario resaltar que el control médico no acaba cuando los bebés salen del hospital, ya que dada su condición, requerirán un mayor seguimiento que cualquier otro bebé de su misma edad, el cual se suele alargar hasta los 7 años de edad.

 

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