Los cólicos menstruales, también conocidos como calambres menstruales (dismenorrea en términos médicos) son dolores punzantes que sufren las mujeres en la parte inferior del abdomen, de forma previa o durante el período menstrual.
Algunas mujeres los sienten como simples molestias que apenas les provoca dolor; sin embargo, para otras, los cólicos menstruales son de tal intensidad que les impide llevar una actividad normal durante los días que lo sufren, interfiriendo en su rutina diaria.
Qué son los cólicos menstruales
Los cólicos menstruales son dolores que se producen en la parte baja del tronco (pelvis) unos días antes, durante o después de un periodo menstrual. Estos calambres suelen tener una mayor intensidad durante las 24 horas siguientes al inicio de la menstruación y van despareciendo a los 2 o tres días. El dolor se presenta generalmente como calambres, o un dolor agudo e intermitente, aunque también pude manifestarse como un dolor sordo y constante. En ocasiones, este malestar puede también extenderse a la parte baja de la espalda y las piernas.
¿Qué causa los calambres menstruales?
Para conocer las causas habría que hacer una diferenciación en cuanto al tipo de dismenorrea que las mujeres pueden presentar, ya que cada una tiene diferentes orígenes o causas.
En este sentido, se distingue entre dismenorrea primaria y secundaria. La dismenorrea primaria es la más común, y se denomina primaria porque en este caso, el dolor menstrual no está causado por ninguna otra afección. La causa del dolor se debe a las contracciones que realiza el útero para ayudar a expulsar la membrana que lo recubre. Existen unas sustancias denominadas prostaglandinas que intervienen en el dolor y la inflamación provocando las contracciones musculares del útero. Si los niveles de las prostaglandinas son altos, suelen relacionarse con calambres musculares de una mayor intensidad.
Por otro lado, cabe mencionar la dismenorrea secundaria, denominada así porque la misma está provocada por otro tipo de afecciones, entre las que se encuentran las siguientes:
– Endometriosis: se trata de un tejido similar al que recubre el interior del útero que crece fuera de éste (trompas de Falopio, ovarios o tejido que recubre la pelvis), causando dolor.
– Fibromas uterinos o miomas: son tumores no cancerosos que crecen fuera del útero, están compuestos de tejido muscular y fibroso.
– Adenomiosis: es un tejido que reviste el útero y crece en sus paredes musculares, provocando su hinchazón durante las menstruaciones.
¿Existe tratamiento para aliviar los cólicos menstruales?
Dentro de las indicaciones médicas que pueden darse para aliviar los síntomas de los cólicos menstruales se encuentran los siguientes:
– Analgésicos: el ibuprofeno o el naproxeno sódico, en dosis regulares en el día anterior a la aparición del período, pueden contribuir a controlar los calambres musculares aliviando las molestias. Generalmente, se continúa con la toma de los mismos durante dos o tres días hasta que los síntomas desaparecen. Es fundamental seguir las indicaciones de tu médico.
– Anticonceptivos hormonales: las píldoras anticonceptivas orales reducen la intensidad de los cólicos menstruales gracias a las hormonas que previenen la ovulación. También las hormonas que se administran en forma de inyección, el parche, el anillo flexible que se coloca dentro de la vagina o el dispositivo intrauterino (DIU) ayudan también a aliviar los síntomas.
– Cirugía: cuando los calambres menstruales se producen como consecuencia de la endometriosis o los fibromas, entonces es posible que sea necesaria una intervención quirúrgica.
¿Hay remedios caseros para aliviar el dolor?
Es fundamental el descanso y dormir lo necesario, lo cual, contribuye a un buen estado de salud general. Además de ello, se pueden recomendar las siguientes pautas:
– Hacer ejercicio físico con regularidad
– Aplicar calor en el abdomen con una bolsa de agua caliente o un baño.
– Reducir los niveles de estrés, ya que el malestar psicológico aumenta el riesgo de la gravedad de los calambres menstruales.
– Tener una alimentación saludable que incluya frutas, verduras, granos integrales y yogurt.
– Reducir los niveles del consumo de grasas, sal, azúcar, cafeína y alcohol.
– Suplementos dietarios: los suplementos del magnesio la vitamina E, el omega-3, la vitamina B-1 y la vitamina B-6 ayudan a mejorar los síntomas.
– Practicar técnicas de relajación, incluyendo la meditación y el yoga.
¿Cómo se diagnostican?
Para un adecuado diagnóstico el médico pregunta por el tipo de dolor y los antecedentes médicos, así como los antecedentes menstruales (edad de aparición de la menstruación, tiempo de duración, intensidad, regularidad, pérdidas de sangre entre períodos, etc.). Todo ello se acompaña de una exploración ginecológica (vagina, vulva, cuello uterino y alrededor de los ovarios en busca de algún tipo de anomalía como podrían ser pólipos y fibromas uterinos).
Entre las pruebas que se realizan se encuentran la prueba de embarazo y una ecografía de la pelvis. Si éstas no fueran concluyentes y los síntomas continúan pueden realizarse las siguientes: histerosalpingografía, resonancia magnética, histeroscopia y laparoscopia.