La llegada de un bebé trae muchos cambios, tanto emocionales como físicos. Entre ellos, uno de los más comunes —pero menos hablados— es la incontinencia urinaria postparto.
Si has notado pequeñas pérdidas de orina al toser, reír o hacer ejercicio desde que diste a luz, no estás sola. Se estima que 1 de cada 3 mujeres experimenta algún grado de incontinencia urinaria tras el parto. Aunque muchas lo viven en silencio o lo consideran «normal», la realidad es que se puede tratar eficazmente.
¿Por qué ocurre la incontinencia urinaria después del parto?
El embarazo y el parto son procesos maravillosos pero exigentes para el cuerpo femenino. Una de las zonas que más sufre durante esta etapa es el suelo pélvico, un conjunto de músculos y tejidos que actúan como una especie de “hamaca” que sostiene órganos vitales como la vejiga, el útero y el recto.
Durante el embarazo, estos músculos soportan el peso creciente del bebé, mientras que en el parto —especialmente en los vaginales— se ven sometidos a una gran presión, estiramiento e incluso, en algunos casos, a traumatismos. Este desgaste o daño puede alterar la capacidad de controlar la orina de forma voluntaria, dando lugar a episodios de incontinencia urinaria.
A continuación, te explicamos las causas más comunes en detalle:
- Debilitamiento del suelo pélvico: Es la causa más frecuente. Los músculos del suelo pélvico pueden perder tonicidad durante el embarazo y el parto, lo que dificulta su capacidad para sostener adecuadamente la vejiga. Cuando este soporte falla, las válvulas encargadas de retener la orina también lo hacen, y se producen pequeñas pérdidas al realizar esfuerzos como toser, reír o levantar peso (lo que se conoce como incontinencia de esfuerzo).
- Lesión del nervio pudendo (que controla la vejiga): El nervio pudendo es el encargado de inervar el suelo pélvico y controlar funciones como la continencia urinaria. Durante partos prolongados o complicados, este nervio puede comprimirse o estirarse en exceso, afectando la capacidad del cuerpo para detectar la necesidad de orinar o retener la orina. Esta lesión puede ser temporal o, en algunos casos, prolongada si no se trata adecuadamente.
- Descenso leve de órganos (prolapso): Cuando los músculos pélvicos pierden firmeza, los órganos que sostienen pueden descender ligeramente, ejerciendo presión sobre la vejiga. Esto puede provocar una sensación constante de urgencia urinaria, dificultades para vaciar la vejiga completamente o pérdidas sin previo aviso. Este tipo de problema es más común en mujeres que han tenido múltiples partos vaginales, partos instrumentales (con fórceps o ventosa), o bebés de gran tamaño.
- Cambios hormonales que afectan el tono muscular: Durante el embarazo y especialmente tras el parto, los niveles hormonales (especialmente de estrógeno) disminuyen. Esta caída hormonal afecta la calidad de los tejidos vaginales y uretrales, volviéndolos más delgados y menos elásticos. Esto no solo contribuye a la sequedad vaginal, sino también a la disminución del tono muscular, lo que favorece la incontinencia urinaria, especialmente durante la lactancia, cuando el nivel de estrógenos sigue siendo bajo.
¿Qué tipos de incontinencia puedes experimentar?
La incontinencia urinaria no se manifiesta igual en todas las mujeres. De hecho, identificar el tipo de pérdida urinaria que experimentas es clave para determinar el tratamiento más adecuado. Aunque puede parecer un tema tabú, lo cierto es que es más común de lo que imaginas y tiene solución.
Aquí te explicamos los principales tipos de incontinencia para que puedas reconocer cuál se parece más a tu caso:
Incontinencia de esfuerzo
Es la más común después del parto. Se trata de pequeñas pérdidas de orina que ocurren cuando haces un esfuerzo físico, aunque sea leve: al estornudar, toser, reír, subir escaleras o levantar peso (¡como tu propio bebé!).
Esto sucede porque la presión abdominal aumenta durante esas acciones y, si el suelo pélvico está debilitado, la vejiga no tiene el soporte suficiente para resistir esa presión, lo que genera escapes involuntarios.
📌 Suele estar directamente relacionada con partos vaginales, sobre todo si han sido largos, difíciles o se ha usado instrumental como fórceps.
Incontinencia de urgencia
En este caso, el problema no es el esfuerzo físico, sino una necesidad repentina, intensa e incontrolable de orinar. A veces no llegas al baño a tiempo, incluso si la vejiga no está del todo llena.
Se produce por una contracción involuntaria del músculo de la vejiga, que se vuelve hiperactivo. Este tipo de incontinencia puede aparecer después del parto, pero también está relacionada con otros factores, como infecciones urinarias recurrentes, cambios hormonales o estrés.
📌 Suele ir acompañada de una sensación constante de tener que ir al baño, incluso durante la noche.
Incontinencia mixta
Como su nombre indica, es una combinación de los dos tipos anteriores. Notas pérdidas al hacer esfuerzo, pero también sientes urgencias repentinas que te hacen correr al baño.
Este tipo es muy común en mujeres que han tenido varios partos o que han pasado por cambios hormonales importantes, como la menopausia. Requiere un enfoque más integral y personalizado.
¿Cómo saber cuál tienes tú?
No siempre es fácil identificarlo sola. Muchas mujeres normalizan sus síntomas o los atribuyen al estrés o al envejecimiento. Por eso, en Clínica Pedrosa realizamos una evaluación ginecológica completa para conocer qué tipo de incontinencia presentas y qué tratamiento se adapta mejor a ti.
¿Es reversible? ¿Qué soluciones existen?
La buena noticia es que sí, la incontinencia urinaria postparto puede mejorar e incluso desaparecer por completo con el enfoque adecuado. Muchas mujeres viven con este problema durante años creyendo que es “parte de ser madre” o “algo normal con la edad”, pero no tiene por qué ser así.
Dependiendo del tipo de incontinencia y de su causa, existen diferentes estrategias y tratamientos para recuperar el control sobre tu cuerpo y tu bienestar íntimo.
Aquí te contamos las principales:
Ejercicios de Kegel: Son el punto de partida. Estos ejercicios consisten en contraer y relajar los músculos del suelo pélvico para fortalecerlos. Son sencillos, discretos y puedes hacerlos en casa, pero requieren constancia y una buena técnica para que sean realmente efectivos.
Reeducación del suelo pélvico con fisioterapia: En casos donde los ejercicios por sí solos no son suficientes, la fisioterapia especializada en suelo pélvico puede ser clave. A través de técnicas como la electroestimulación, el biofeedback o los masajes intravaginales, se consigue tonificar la musculatura, mejorar la postura y restablecer el equilibrio de toda la zona pélvica.
Cambios en hábitos de vida: Adoptar ciertos hábitos saludables en el día a día puede marcar una gran diferencia en el control de la incontinencia urinaria. Reducir o eliminar sustancias irritantes como la cafeína y el alcohol, controlar el peso corporal para evitar presión extra sobre la vejiga, no posponer la micción y realizar pausas activas si se pasa mucho tiempo sentada, son medidas sencillas pero efectivas. Además, prevenir el estreñimiento también es clave, ya que el esfuerzo al evacuar puede debilitar aún más el suelo pélvico.
Tratamientos médicos avanzados: como el láser ginecológico: Cuando se necesita un refuerzo adicional, o cuando la mujer busca una recuperación más rápida y eficaz, el tratamiento con láser ginecológico se presenta como una de las mejores alternativas no invasivas.
Láser ginecológico: una alternativa innovadora y no invasiva
Cuando los síntomas de incontinencia urinaria empiezan a afectar tu calidad de vida y los ejercicios por sí solos no son suficientes, el láser ginecológico se presenta como una solución médica avanzada, eficaz y sin los riesgos de una intervención quirúrgica.
En Clínica Pedrosa aplicamos tecnología láser de última generación, especialmente diseñada para el área ginecológica, que permite tratar de forma segura, rápida y prácticamente indolora la incontinencia urinaria leve a moderada.
Este tratamiento actúa a través de la estimulación térmica controlada en la mucosa vaginal. ¿Qué consigue esto? Reactiva la producción natural de colágeno y elastina, dos componentes clave para la firmeza y elasticidad de los tejidos. Al fortalecer la pared vaginal y los tejidos que rodean la uretra, se mejora notablemente el soporte de la vejiga y, por tanto, el control de las pérdidas urinarias.
¿Tienes dudas? No estás sola
Muchas mujeres pasan años pensando que “es lo que toca después del parto”. Pero hay soluciones reales y accesibles.
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